Narrador testigo o narrador secundario

Arthur Conan Doyle - Escritor y médico británico (1859-1930)
Narrador en primera persona como testigo o secundario
En el anterior post donde aprendimos cómo el narrador narrador en primera persona (yo) = protagonista = personaje, estaba dentro de la acción. ⇢ Recordarlo aquí ⇠ Ese donde el narrador protagonista siempre estaba en el centro de la acción, en cambio, el narrador testigo personaje secundario puede ser el segundo, el tercero, u ocupar simplemente la posición de un observador en la historia de narración, sin apenas papel en la acción. Así que narrador testigo = observador de la historia. Narra en primera persona pero no es el protagonista.  
Así que...
  1. Narra en primera persona pero no es el protagonista. Es un personaje secundario que observa y nos narra lo que sucede a él y a todos los personajes de su alrededor principalmente al protagonista.
  2. No puede conocer los pensamientos del protagonista ni penetrar en la mente de ningún otro personaje salvo por ejemplo en algunos casos de ejemplos como en la ficción donde el personaje "puede leer la mente". ;)
  3. Narra la historia casi todo de oídas, por lo que ve, supone e interpreta. Desde su perspectiva como observador.
  4. Hay que dominar y conocer bien a este narrador dado que su voz será el filtro, quién muestre al lector lo que está ocurriendo.
  5. El lector se identifica en la narración porque cree oir la voz de un "amigo" que le cuenta y lo hace partícipe de la perspectiva que ve. 
Un claro ejemplo de este tipo de narración es la del narrador testigo del Doctor Watson como ayudante de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle que fue un escritor médico británico, creador del célebre detective de ficción. 

Ejemplo:
"Para Sherlock Holmes, ella es siempre la mujer. Rara vez le oí mencionarla de otro modo. A sus ojos, ella eclipsa y domina a todo su sexo. Y no es que sintiera por Irene Adler nada parecido al amor. Todas las emociones, y en especial ésa, resultaban abominables para su inteligencia fría y precisa pero admirablemente equilibrada. Siempre lo he tenido por la máquina de observar y razonar más perfecta que ha conocido el mundo; pero como amante no habría sabido qué hacer. Jamás hablaba de las pasiones más tiernas, si no era con desprecio y sarcasmo. Eran cosas admirables para el observador, excelentes para levantar el velo que cubre los motivos y los actos de la gente. Pero para un razonador experto, admitir tales intrusiones en su delicado y bien ajustado temperamento equivalía a introducir un factor de distracción capaz de sembrar de dudas todos los resultados de su mente. Para un carácter como el suyo, una emoción fuerte resultaba tan perturbadora como la presencia de arena en un instrumento de precisión o la rotura de una de sus potentes lupas. Y sin embargo, existió para él una mujer, y esta mujer fue la difunta Irene Adler, de dudoso y cuestionable recuerdo".
Las aventuras de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle

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