El bloqueo, el terrible papel en blanco
"A ver, hablaremos con cautela de este tema, no vaya a ser que se presente, Terror, y la vayamos a liar..., tres respiraciones profundas y adelante."
Fusión: Armonía, Terror y Mérope H.M.
El bloqueo, el terrible papel en blanco...
Este es uno de los problemas más habituales que nos encontramos, a la hora de escribir. Estás preparado, con la energía necesaria, el documento en blanco y vacío en en el word. Con las manitas justo encima del teclado... ¡Nada!
Miras el techo y piensas, a ver..., mmm... Pero, no hay palabras, ni para el arranque. Tu mente está aún más blanquita, si cabe, que el documento de Word. No importa. Te animas y vuelves al teclado. Allí está, todo el abecedario bajo tus dedos, y... ¡Nada! ☞☠☜
El cursor del PC sigue intermitente, y con cada uno de sus pulsos te dice: Vamos. Adelante. Escribe. Algo. ¡Lo que sea! Vamos. Adelante. Escribe. Algo. ¡Lo que sea! Y empieza el sudor, la mueca en la boca, y la rodilla te tiembla... Desagradable, ¿verdad?, como se nota que conocemos bien la sensación.
Pues las palabritas mágicas "abracadabra", que te sacan de toda consternación..: "Siempre hay algo sobre lo que escribir."
Analiza tus sensaciones. Te has agobiado porque seguro, que no era el momento apropiado para sentarte a escribir; por cansancio, un mal estado de ánimo, o que cada pequeña idea que llega la percibes insignificante, innecesaria o inclusive sin sentido al narrar...
Si estás cansado, a la cama, o el ratito de sillón y manta con alguna serie o película preferida. Estás triste, pues, ¡a caminar!, así esas segregaciones de serotonina en tu cabecita se vuelven a activar. Sol, aire fresco, un cafecito... y el estado de ánimo se transformó.
Y ¡hey!, en esta cuestión sí que te llamaré la atención. Si crees que lo que se te ocurre es poco interesante, sin sentido, insignificante, porque quieres que lo tuyo sea... ¡lo más grande, jamás escrito! ¡Shssss! Calma, compañero/a, y ante todo, humildad. Con todos los machaques que te autoinfligas, te equivocas. Hay que quererse un poco más, aquí en este oficio no hay necesidad de destacar, esto es arte, creatividad, ilusión, diversión, ganas de contar. Porque lo que se trata es eso... contar, compartir, entretener... Y sobre todo, ante todo, respetar tu voz interior, la que narra y cuenta, a su manera. Esa voz tan valiosa, como la de cualquiera otra. Así, que deja a un lado eso de que, "todo lo que escribo es un gran tostón", porque en la narración, a mi forma de verlo y como amante-loca-enamorada de los libros, no importa el estilo, el tono, el género del lector dirigido, siempre es apasionante.
Recuerda que es después, cuando finalices la narración, el momento de corregir, estructurar, mejorar, pulir la historia, añadir y quitar... Mientras tanto, da rienda suelta a la imaginación, a tu visibilidad y sensibilidad. Olvídate de calidades literarias y perfección.
Adelante.
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